sábado, 21 de febrero de 2009

Dos tipos de medicina en un solo espacio

En Jambi Huasi se practican técnicas ancestrales y contemporáneas para la atención en salud.

Antecedentes


En 1974 se crea la Federación de Indígenas Campesinos de Imbabura (FICI).


En 1984, se crea el área de salud de la FICI, Jambi Huasi, cuya primera fase funciona hasta 1992, año en que fue cerrada por falta de financiamiento.

A partir de 1995 se emprende la segunda fase.



María Elena Arroyo llegó a Otavalo hace ocho meses para hacer su año de medicina rural en la casa de salud Jambi Huasi, el subcentro a cargo de la Federación de Indígenas Campesinos de Imbabura (FICI), y desde un principio se vio sorprendida por el peculiar funcionamiento del sitio.

Junto con el servicio de medicina general, gineco-obstetricia, pediatría, odontología, enfermería y farmacia, funcionan otros de medicina indígena como el kuy fichak (diagnóstico con cuy), la mamahua (partera), el yachack (sabio curandero) y la fregadora.

Hasta allá llegan pacientes de más de diez comunidades para hacerse atender por alguno de los especialistas en las dos áreas. “Nunca había visto un subcentro que junte ambas” dice Arroyo, mientras reflexiona, “esto es algo bueno, ya que por su cultura, el concepto que en la población indígena se tiene de enfermedad difiere mucho del nuestro”.

La labor de Arroyo en el Jambi Huasi, además de atender el área de medicina general y control prenatal, es la de hacer supervisión general y seguimiento de los pacientes en todas las áreas, complementando de esta forma las prácticas ancestrales.

“Un día llegó un paciente con fractura, que quería atenderse con la fregadora” cuenta la doctora. “Allí le hicieron un vendaje, pero yo tuve que complementar la revisión con una radiografía para luego enyesarlo”.

A través de este ejemplo, se puede apreciar la complementariedad total entre las dos prácticas de la que habla el director encargado de Jambi Huasi, José Farinango, quien explica que la razón para que muchas personas no encuentren mejoría en la medicina científica de occidente, es que sus dolencias se originan por desequilibrios emocionales o problemas afectivos que el paciente maneja de mejor manera cuando se le aplica algún tratamiento alternativo.

Según María Elena Arroyo, la experiencia que tiene la gente que practica la medicina ancestral les favorece mucho; “yo he visto a Mama Juanita (la fregadora) reducir fracturas o acomodar huesos luxados… a Mama Conchita (la partera) la he visto atender con éxito partos en casa”; aunque añade que siempre se están monitoreando todos los casos a través de controles médicos.

Aunque Jambi Huasi fue pensado, en principio, por y para la población indígena de las comunidades imbabureñas, hoy en día reciben pacientes de todas las etnias, con una demanda creciente de la población mestiza. Farinango apunta que “el 70% de los pacientes que se atienden con los médicos del Ministerio son indígenas e igual porcentaje de mestizos optan por la medicina ancestral”.

Mama Conchita, la partera que ha trabajado allí desde 1984, dice haber atendido del mismo modo a indígenas, mestizos y pacientes afro. Ella se especializa en partos verticales, corregir la mala posición del feto en el vientre materno, y hacer encaderamiento posparto (una práctica ancestral que consiste en reacomodar el útero luego del alumbramiento y que sirve como método anticonceptivo).

Además de la atención en la casa de salud, los médicos de Jambi Huasi forman brigadas para atender las comunidades que están alrededor del lago San Pablo. De acuerdo con Darwin Tama, coordinador del subcentro de salud, la frecuencia de las brigadas es de cerca de una por semana.

A estas brigadas asiste un equipo conformado por un médico general, los internos y algunos estudiantes de medicina de la universidad de Chicago, quienes llegan a “Jambi Huasi” por determinados períodos de tiempo a través de los convenios que la casa de salud mantiene con diferentes fundaciones a nivel internacional.

Jambi Huasi lleva a cabo un proyecto avalado por el Ministerio de Salud cuyo objetivo es implementar la práctica del parto vertical en el hospital San Luis, de Otavalo. De acuerdo con José Farinango, al principio hubo resistencia por parte de los médicos del hospital.

Hoy en día el proyecto ha avanzado tanto que “el Ministerio ha asignado recursos para crear la Casa Materna anexa al hospital”, una especie de servicio de hospedaje para que las familias de las distintas comunidades vayan a Otavalo a acompañar a las futuras madres durante el alumbramiento con el método ancestral, el cual sería impensable sin la presencia de la familia.

El Ministerio de Salud cuenta, para este tipo de iniciativas, con la Dirección Nacional de Salud Interculural, cuyo objetivo es promover el reconocimiento de los saberes y prácticas de las medicinas tradicionales en el ámbito político, cultural, académico e institucional.

Luis Fernando Calderón, coordinador del programa, señaló que en 2008 se contó con un presupuesto de US$ 1’800.000 para este ámbito. “La Dirección Nacional de Salud de los Pueblos Indígenas fue creada en 1999 y en 2003 se estructura dentro del Ministerio de Salud como subproceso de medicina intercultural”, dijo Calderón.

Según María Elena Arroyo, la importancia del funcionamiento de Jambi Huasi es que “el compartir ambos saberes hace que la población tenga una mejor educación en salud, ampliando su visión, sin que dejen de lado la esencia de su cultura”, logrando de esta manera cosas que antes eran difíciles como “el convencerles de que se tomen un jarabe o que se dejen atender por el médico”.

JOSÉ FARINANGO

Director encargado de Jambi Huasi


“El 70% que se atiende con los médicos del ministerio son indígenas e igual porcentaje de mestizos optan por la medicina ancestral” .
Javier López Narváez

Reportero

1 comentario:

  1. Hola! es muy buen articulo y todo lo que se dice es verdad ya que yo fui la odontóloga de ese centro medico y aparte del cariño de hogar que uno recibe de ahi la atencion es muy buena...

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