jueves, 12 de agosto de 2010

I'AM

Por Javier Maigua

El par de ocasiones que Yelow Lodge había salido de su reservación para visitar la Gran Manzana, no había podido ver a alguno de los suyos caminando en aquel mar de gente que a diario circula por las arterias de la inmensa selva de cemento. Siempre andaba como buscando a alguien con un dejo de pasajero varado de aeropuerto. Rush hour. Union Station. Yellow Lodge se apresta a tomar el tren que lo lleve de vuelta a su lejana y sosegada reserva. Pensó que tampoco esta vez podría ver algún indio en un panorama de bermejos, afros, boricuas, asiáticos, etc., ningún piel roja, antaño señor de estos lares.

Subway, 10 metros bajo tierra. Rolando Remache, cierra la caja de su guitarra como quien cierra el cajero de una tienda, cuenta el dinero, esboza una sonrisa de satisfacción, al parecer hoy ha sido un día productivo. Casi perdido entre tanta gente, sube al tren, pecho erguido y guitarra a la espalda. Runa de Otavalo, emigrante en su propio Abya Yala, músico de oficio, viajero de profesión, necio de naturaleza y arriesgado como un suicida. 12 minutos después, parada Union Station, hay que hacer trasbordo para llegar al Bronx, mira el reloj, baja del tren, pecho erguido, rostro cobrizo, nariz aguileña...

Yellow Lodge de pronto a lo lejos divisa una figura familiar ¡un indio vaya dios! balbucea y al momento traza una sonrisa que cubre todo su rostro cobrizo. Rolando Remache, parsimonioso con la guitarra a sus espaldas se apresta a tomar la Línea Café que aun no termina de pararse completamente. Yellow Lodge trata de llamarlo y le grita ¡hey you! Muchos regresan a ver al indio alto que trata de acercársele apresurado sorteando a la gente con su melena al viento. Rolando, extrañado vuelve su mirada. Yellow Lodge apunta con su anular ¡you, you wait a minute! Rolando mira a su izquierda y a su derecha, el indio alto se acerca cada vez más sin dejar de gesticular con sus manos.

- ¡you brother!

-¿Me? Responde Rolando, serio e inmóvil cual monolito.

Yellow Lodge visiblemente alegre lo envuelve en un abrazo tan afectuoso como inesperado para Rolando que sorprendido no atina reacción alguna.

Pecho erguido y con una sonrisa que dejaba ver sus amígdalas Yellow Lodge cual King Kong golpeándose la pechera de emoción, con un brillo de orgullo en sus ojos mira a Rolando y le dice:

-I’m Apache my brother, I’am Apache.

Rolando pecho erguido, rostro serio, parco y en voz alta contesta:

-I’am Remache, I’am Remache bro’

De pronto la sonrisa de Yellow Lodge se vio apagarse como cometa fugaz que se pierde en medio de un agujero negro de incertidumbre, mientras se rascaba la mollera.


A la memoria de quien vivió esta anecdota...

Copyright 2010