jueves, 27 de noviembre de 2008

Manjar kichwa para dioses

Veintidós comunidades kichwas retomaron el cultivo del cacao. El resultado: un chocolate gourmet que está siendo reconocido internacionalmente.
En septiembre de este año, la asociación agroartesanal Kallari colocó 60.000 barras de su chocolate gourmet en Whole Foods, el supermercado líder en alimentos naturales y orgánicos a escala mundial, que tiene alrededor de 200 sucursales solo en Estados Unidos.
Un total de 200.000 tabletas de un producto “de lujo”, por sus características de producción, aroma y sabor, llegará hasta febrero próximo al mercado norteamericano a un precio unitario de 4,99 dólares.

Esa cifra, que se reinvertirá en la producción y procesamiento del cacao criollo y el cacao trinitario, es muy significativa para Kallari. ¿La razón? Marcó el paso de la intermediación a la venta directa y, sobre todo, a la implementación de un modelo empresarial.

Antes de 2003, cuando obtuvieron el reconocimiento ministerial como asociación, los kichwas trabajaban por separado en el cultivo de cacao y vendían su producto en menos de 20 centavos la libra.

En ese año, unieron fuerzas y se embarcaron en un proyecto de agricultura sostenible; es decir, producción cacaotera de calidad, protección al ambiente y prestación de servicios a la colectividad. Actualmente, una directiva con auditores está al frente de pobladores de 22 comunidades que retomaron el cultivo de cacao que caracterizó a los kichwas de las parroquias Pano, Tálag, Ahuano y Puerto Misahuallí en Napo, durante la época colonial.

Ventas internacionales
Si bien el precio de la pepa de oro sigue alto en relación al año anterior cuando la tonelada se cotizó a 1.600 dólares en la Bolsa de Nueva York, Kallari tiene otra ventaja: su marca está respaldada por dos certificaciones, una orgánica y otra de Rainforest Alliance, que aseguran su calidad y su reconocimiento internacional.

Luis Felipe Duchicela, director regional de Rainforest Alliance, explica que su sello establece vínculos en la cadena de producción, fomenta el apoyo de los consumidores a prácticas sostenibles y crea una etiqueta reconocible en 2.000 corporaciones internacionales, entre las que están Whole Foods o Wal Mart.

El proceso de obtención de ambos sellos arrancó con cambios locales. En 2003, las fincas asociadas se empeñaron en mejorar sus suelos; dos años más tarde, invirtieron en tecnología y preparación de 60 capacitadores y 400 socios. ¿Los resultados? Más del 30 por ciento de las 2.000 hectáreas está apto para cultivo orgánico y 800 nuevos socios se incorporan desde este mes a Kallari.

Los 400 socios fundadores, en cambio, aprendieron a escoger, secar y fermentar los granos preservando las propiedades antioxidantes del chocolate, su contenido de potasio y su calidad gourmet.

En números gruesos 100.000 dólares se destinaron para insumos agrícolas para la obtención de cacao de calidad en las 2.000 hectáreas, dice Diego Grefa, coordinador general de Kallari. Por ese valor, hubo un agregado: “Se aprendió a diversificar la oferta para los riesgos del mercado”.

El modelo empresarial de esta asociación kichwa abarca cuatro frentes: la producción de chocolates gourmet, la comercialización de cacao orgánico a Europa, la venta de artesanías y la administración de una cafetería en plena zona comercial de Quito, en La Mariscal.

Arrancar con fuerza
En honor a su nombre, que significa arrancar con fuerza, Kallari se esforzó desde 2003 en el mejoramiento de tierras para producir cacao de calidad. Por eso, sus pepas de oro se abrieron camino en Europa, principalmente en Suiza.

En 2007, no obstante, la hija del fundador y director ejecutivo de las granjas Applegate, Nora McDonnell, visitó la zona como parte de un paseo escolar. Ese fue el antecedente para que arranque la relación comercial entre Kallari y Stephen McDonnell, quien a través de Applegate impulsó la creación de Kallari Project.

Según Fausto Moncayo, gerente de Ecuatoriana de Chocolates, McDonnell fue el filántropo que colaboró en la creación de Kallari Project que integra a la Asociación Kallari y a esa fábrica, que es la responsable de elaborar la pasta de chocolate bajo normas de calidad INEN.

Con el proyecto, además, se posibilitó la entrada al mercado internacional. Para Diego Grefa, coordinador general de Kallari, su asociación tiene luz verde para comercializar el chocolate gourmet en el resto del mundo; por eso, estudia el mercado europeo para abrirse paso.

En el caso de Estados Unidos, Kallari se apoyó en el convenio entre Rainforest Alliance y Whole Foods firmado en 2007 para que su chocolate comparta un espacio con productos orgánicos de África o Asia en las perchas del gigante de los supermercados.

La estrategia de mercadeo de las tabletas de chocolate kichwa de 70 gramos, de 70 hasta 85 por ciento cacao, está por ahora en manos del supermercado estadounidense que es el que establece el pedido de las cantidades del producto, la presentación al consumidor y las campañas de publicidad en medios tradicionales y no tradicionales.

Para Grefa, la experiencia es positiva desde lo comercial y, sobre todo, lo cultural porque “estamos defendiendo nuestra identidad como en el pasado y afrontando los retos económicos del presente para heredar un mejor futuro a nuestros hijos”.

Fuente: Vistazo 11/28/2008

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