jueves, 21 de agosto de 2008

Rarezas

Habito en la casa de la Mango Street. Aquí pasa algo raro, porque ya no despierto entre sueños sino entre latas, la alacena esta vacía aunque llena de hormigas, el cuy se ha suicidado en su jaula, aquí no hay nada que aplaque las ganas. Pareciera esos días en el que la María Amapola (no recuerdo su apellido, mejor dicho no lo digo por respeto) se ponía en huelga clitorial (porque según ella, le obligaba a trabajar horas extras). Algo raro pasa, pero aun mantengo el equilibrio; aunque debo reconocer que entre tanta cosa rara que pasa, me invade un tic de solo pensar que de pronto, y como en esas desgracias súbitas y miserables como la muerte solitaria, me pueda llegar la oscuridad y la fatuidad de que un día cualquiera como la mala hora, me entrara un gusto extraño y ajeno por el reggaetón (respetando a quien guste de este género, pero sépase que es mi criterio muy pero muy personal), eso, eso si que sería el acabose. Aunque, a decir verdad, al mismo tiempo me causa tanta gracia que me río de Janeiro, y de mi mismo, imaginar semejantes disparates, me río a carcajadas porque ya van mas de dos lustros que no he dejado de ser el andino mas rockero ni el rockero mas andino. Por hoy he dicho.

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