La definición del sistema de cosas para la dictadura mediática, como Ignacio Ramonet llama al uso de los medios para la defensa de intereses más que de verdades, ha llegado al punto de convertirse en el fin mismo, en un arma de largo alcance que pretende entorpecer la capacidad de análisis de los llamados receptores.
La guerra de Irak es una de estas oscuras manipulaciones de la verdad que tiene como su adalid a George W. Bush, que entre sus buenas nuevas incuestionables están la existencia de las armas de destrucción masiva en Irak que no aparecen por ninguna parte. Los eufemismos son otro recurrente en el lenguaje de los grandes medios “oficiales” que de manera sui géneris llaman bajas a los soldados muertos en Irak (que ascienden a más de 2800 según el Pentágono); mientras, los muertos del bando contrario, no son muertos, sino daños colaterales. Aquí es cuando la ciencia exacta de las matemáticas no resulta tan exacta, pues 2800 cuentan más que los 48000 “daños colaterales” que han sido registrados por la organización independiente Iraq Body Count en su página web y de los cuales nunca nada se dice.
Como vemos, todo parece ser cuestión de disparar palabras y manipular conceptos, la realidad no se será realidad mientras no pase por el filtro del mass media, en otras palabras, lo que no está en los medios, no existe.
La historia no se queda atrás, pues hasta nuestros días la crónica oficial lo han escrito los cazadores (no los leones) con sus palabras y sus hazañas, con sus héroes y sus víctimas como trofeo, bien dice la canción de León Gieco "cinco siglos igual". 512 años después de que el despistado almirante llegara a Abya Yala (América) persiste la mentira del descubrimiento. Desde entonces no se ha parado de llamar conquista al genocidio (70 millones de nativos y 50 millones de negros muertos por la cruz y el arcabuz de la civilización occidental) y conquistadores a los primeros terroristas. Si miramos con detenimiento, entenderemos que los otrora plebeyos atravesaron el túnel del tiempo y se convirtieron en burócratas, los siervos en trabajadores explotados, los ciudadanos en consumidores, los conquistadores en Marines, los señores feudales en empresarios, la aristocracia en sociedades de poder, etc.
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