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domingo, 30 de noviembre de 2008
Planean asociarse por el comercio
sábado, 29 de noviembre de 2008
Miseria y males afectan a los Awás
viernes, 28 de noviembre de 2008
Morales acusa a la CIA de haber apoyado protestas para derrocarlo
El momento más crítico de las protestas se produjo en la región de Pando , donde alrededor de 20 personas resultaron muertas en lo que la comisión enviada por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) calificó de "masacre" de campesinos.
Esta acusación de Morales supone un nuevo episodio de la tensión que ha marcado su relación con EE UU, que este año se vio agravada por la expulsión de Bolivia del embajador estadounidense, Philip Goldberg, al que acusó de conspirar contra él.
Fuente: El Pais
El sol de Cotacachi madura a la uvilla
Es lunes. Pequeños grupos de campesinos e indígenas ingresan al local de la microempresa Sumak Mikuy, en el centro de Cotacachi (Imbabura). Algunas personas llegan con canastos, otras con costales de yute. Todas comparten la siembra de uvilla.
Diego Guitarra, técnico agrícola de Sumak, supervisa el estado de los frutos amarillos. Luego hace cuentas y prepara el pago para los agricultores. Este año la empresa y los productores acordaron un precio invariable para la temporada: USD 1 por kilo.
Esta transacción se hace los lunes y viernes, y se ha repetido en los últimos dos años desde que el proyecto se puso en marcha.
La fortaleza es la producción de uvilla orgánica. En este proyecto participan 28 familias de varias comunas del cantón Cotacachi. Pero otros 20 grupos se preparan para la cosecha en la parroquia Peguche (Otavalo). En ambos cantones hay más de 18 hectáreas con uvilla orgánica.
Sumak Mikuy es una microempresa de la Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Cotacachi (Unorcac). La uvilla es procesada para deshidratarla y venderla enfundada o como mermelada a delicatesen y hoteles de Quito, Ibarra, Guayaquil, Cuenca, Ambato y otras urbes. La funda de 300 gramos cuesta USD 3 y la de 50 gramos, USD 1.
“Mensualmente producimos 200 kilos de uvilla deshidratada. Pero desde el 2009 aumentaremos a una tonelada y empezaremos la exportación a Europa y EE.UU.”, asegura la gerenta Verónica Acosta. Todo esto es posible con el esfuerzo diario de los campesinos e indígenas y la asistencia técnica de Sumak.
En la comuna Pieva Chupa, por ejemplo, María Salazar está feliz porque sus plantas empezarán a dar sus frutos en diciembre. “Utilizamos humus y residuos orgánicos frescos para nutrir los cultivos. Lo importante es podar y regar constantemente”.
Todas las familias tienen acceso al agua de riego y poseen huertos familiares orgánicos. La uvilla es un fruto ancestral andino al que se le atribuyen propiedades curativas por su gran contenido de vitamina C. En Perú y Colombia se la usa para tratar la inflamación de las vías urinarias y prostáticas y para prevenir el cáncer de Colon.
“Por ello, la producción orgánica es nuestra fortaleza. Los socios abonan con compost, humus de lombriz y el estiércol fresco de ganado, cuyes, gallinas y llamas”, explica Guitarra.
Los trozadores, minadores de hoja y tallo y los pájaros son los principales problemas para los cultivos. Los agricultores los combaten con insecticidas a base de ají, ajo, cebolla y alcohol. Entre las plantas de uvilla se siembran además col, remolacha, lechuga y zanahoria para tener otros ingresos.
Las semillas de uvilla, dice Guitarra, se germinan en el vivero de la Unorcac y las plántulas se siembran en los terrenos, los cuales -como requisito- debieron permanecer en reposo tres años. Luego se hacen cuatro abonaduras orgánicas y una poda para dejarle dos o tres ramas.
“La cosecha empieza a los cinco meses, dos veces por semana durante un semestre”, indica Guitarra. El ingreso semanal para los socios es de USD 200 y 300 por hectárea. Sin embargo, no todos tienen terrenos propios, muchos arriendan y contratan mano de obra diaria a USD 7.
“Tenemos fe en la uvilla porque contamos con un comprador y un valor fijos. El kilo en el mercado normal está en USD 0,50, mientras que a Sumak acordamos venderle en USD 1 por kilo”, comenta Rocío Benavides, mientras cuida sus plantas en Chilcapamba.
La teoría
Las podas son importantes para eliminar la materia verde que consumirá nutrientes del suelo innecesariamente.
La inclinación evita la acumulación del agua en las plantas y así crecen mejor. Los cortes inclinados se realizan con tijeras, con el fin de hacer una buena poda en las ramas y evitar dañar los cultivos de la uvilla.
La práctica
Se cortan hojas pequeñas y ramas torcidas y leñosas. La poda se hace al inicio del cultivo cuando la planta tiene 15 cm.
Los campesinos e indígenas hacen, por lo menos, tres podas en los cuatro primeros meses de las plantas. Luego se aplica el tutoraje para conseguir que la luz solar llegue a todas las ramas y guiar su crecimiento.
Fuente: El Comercio
Analizan Justicia Indígena
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jueves, 27 de noviembre de 2008
Manjar kichwa para dioses
Esa cifra, que se reinvertirá en la producción y procesamiento del cacao criollo y el cacao trinitario, es muy significativa para Kallari. ¿La razón? Marcó el paso de la intermediación a la venta directa y, sobre todo, a la implementación de un modelo empresarial.
Antes de 2003, cuando obtuvieron el reconocimiento ministerial como asociación, los kichwas trabajaban por separado en el cultivo de cacao y vendían su producto en menos de 20 centavos la libra.
En ese año, unieron fuerzas y se embarcaron en un proyecto de agricultura sostenible; es decir, producción cacaotera de calidad, protección al ambiente y prestación de servicios a la colectividad. Actualmente, una directiva con auditores está al frente de pobladores de 22 comunidades que retomaron el cultivo de cacao que caracterizó a los kichwas de las parroquias Pano, Tálag, Ahuano y Puerto Misahuallí en Napo, durante la época colonial.
Luis Felipe Duchicela, director regional de Rainforest Alliance, explica que su sello establece vínculos en la cadena de producción, fomenta el apoyo de los consumidores a prácticas sostenibles y crea una etiqueta reconocible en 2.000 corporaciones internacionales, entre las que están Whole Foods o Wal Mart.
El proceso de obtención de ambos sellos arrancó con cambios locales. En 2003, las fincas asociadas se empeñaron en mejorar sus suelos; dos años más tarde, invirtieron en tecnología y preparación de 60 capacitadores y 400 socios. ¿Los resultados? Más del 30 por ciento de las 2.000 hectáreas está apto para cultivo orgánico y 800 nuevos socios se incorporan desde este mes a Kallari.
Los 400 socios fundadores, en cambio, aprendieron a escoger, secar y fermentar los granos preservando las propiedades antioxidantes del chocolate, su contenido de potasio y su calidad gourmet.
En números gruesos 100.000 dólares se destinaron para insumos agrícolas para la obtención de cacao de calidad en las 2.000 hectáreas, dice Diego Grefa, coordinador general de Kallari. Por ese valor, hubo un agregado: “Se aprendió a diversificar la oferta para los riesgos del mercado”.
El modelo empresarial de esta asociación kichwa abarca cuatro frentes: la producción de chocolates gourmet, la comercialización de cacao orgánico a Europa, la venta de artesanías y la administración de una cafetería en plena zona comercial de Quito, en La Mariscal.
En 2007, no obstante, la hija del fundador y director ejecutivo de las granjas Applegate, Nora McDonnell, visitó la zona como parte de un paseo escolar. Ese fue el antecedente para que arranque la relación comercial entre Kallari y Stephen McDonnell, quien a través de Applegate impulsó la creación de Kallari Project.
Según Fausto Moncayo, gerente de Ecuatoriana de Chocolates, McDonnell fue el filántropo que colaboró en la creación de Kallari Project que integra a la Asociación Kallari y a esa fábrica, que es la responsable de elaborar la pasta de chocolate bajo normas de calidad INEN.
Con el proyecto, además, se posibilitó la entrada al mercado internacional. Para Diego Grefa, coordinador general de Kallari, su asociación tiene luz verde para comercializar el chocolate gourmet en el resto del mundo; por eso, estudia el mercado europeo para abrirse paso.
En el caso de Estados Unidos, Kallari se apoyó en el convenio entre Rainforest Alliance y Whole Foods firmado en 2007 para que su chocolate comparta un espacio con productos orgánicos de África o Asia en las perchas del gigante de los supermercados.
La estrategia de mercadeo de las tabletas de chocolate kichwa de 70 gramos, de 70 hasta 85 por ciento cacao, está por ahora en manos del supermercado estadounidense que es el que establece el pedido de las cantidades del producto, la presentación al consumidor y las campañas de publicidad en medios tradicionales y no tradicionales.
Para Grefa, la experiencia es positiva desde lo comercial y, sobre todo, lo cultural porque “estamos defendiendo nuestra identidad como en el pasado y afrontando los retos económicos del presente para heredar un mejor futuro a nuestros hijos”.
Fuente: Vistazo 11/28/2008
Medellín abrió las puertas a la Feria de la Innovación
miércoles, 26 de noviembre de 2008
KITU RAYMIPI RUNA TUSHUI PUNCHA
lunes, 24 de noviembre de 2008
Auki Tituaña: “El proyecto nació manoseado”
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